Sirimavo y Rohana - Parte 3 (1971)
- fnmendoz
- 9 jun 2017
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Rohana Wijeweera nació en 1943. La política fue parte de su vida desde temprano. Su padre era un activo miembro del partido comunista de la entonces Ceylán Británica. Por ello, no fue anormal su decisión de ir a la universidad en Moscú. Era el año 1960. Estudió medicina, viajó a lo largo y ancho de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y además, trabajó en un campo en Moldavia (en ese tiempo parte de la URSS). A los tres años de estadía en el país socialista, pide retornar temporalmente a la isla para recuperarse de una enfermedad que lo aquejaba. Le dan permiso. Vuelve a su tierra natal extremadamente politizado y se involucra inmediatamente en la escena política local. El mismo partido comunista del que su padre había sido militante, ahora se dividía en dos corrientes, una pro-soviética y la otra pro-china. El opta por unirse a la segunda. Al enterarse de lo anterior, la URSS le prohíbe la entrada a Rohana, abruptamente terminando sus estudios.
Ubicación de Moldavia en Europa
Pero, a él no le preocupa demasiado no terminar sus estudios. Era el año 1965. Quejándose por las posturas ¨moderadas¨ del partido en el que milita, decide fundar un nuevo movimiento Comunista llamado ¨Janatha Vimukthi Peramuna” (JVP), en nuestra lengua, ¨Frente de Liberación Popular¨. Los partidos de izquierda, según su opinión, no eran lo suficientemente revolucionarios y radicales en sus posturas. Por ello, el JVP debía reemplazarlos a ellos junto con todos los otros partidos políticos existentes, para así poder implementar solamente sus ideas. La mejor forma de lograr lo anterior, sería mediante una insurrección armada que permitiera acabar con el sistema imperante, para así lograr reemplazarlo por otro creado a gusto de Rohana y sus seguidores. Todos jóvenes menores de 25 años. Las ideas del movimiento eran extremadamente populares en los campus de estudio. Por tanto, muchos de sus seguidores eran universitarios, como también, recién graduados sin trabajo.
Para las elecciones del año 1970, Sirimavo invita a los dos principales partidos comunistas de Ceylán a formar parte de su campaña electoral. El JVP, que en ese entonces era un movimiento y no partido político, apoya a Bandanarike, ayudando a los dos nuevos socios de la mujer a cumplir el objetivo de llevarla al poder. La campaña es un éxito. La mujer triunfa rotundamente y asume el poder.
Velozmente, el JVP se empieza a desilusionar del gobierno. No es lo suficientemente radical en su ideología según algunos. Por tanto, hay que terminar con él. Es necesario producir cambios rápidamente. Rohana cree que ha llegado el momento de realizar una revolución en Ceylán. Sirimavo debe morir junto con todo el sistema político de la isla. Se destruiría todo para crear algo mejor. Y los jóvenes serían los encargados de hacerlo.
El día 5 de abril del 1971, se inicia la sublevación. A lo largo de todo el país, turbas de jóvenes armados con cuchillos, bombas molotov, y otros precarios armamentos, se toman las estaciones de policía. A pesar de su paupérrima preparación material, el ataque inicialmente es exitoso. Miles y miles de radicálizados universitarios logran tomar el control de gran parte de Ceylán. Los acontecimientos encuentran a Sirimavo totalmente desprevenida. La sorpresa es absoluta. A diferencia del golpe de 1961, que ella logró contener a tiempo, esta vez, la posibilidad de que todo acabara era posible. Incluso su propia vida estaba en riesgo de terminarse. Ella era uno de los principales objetivos de los jóvenes. Y no mostraban interés alguno por negociar con el gobierno. La única solución que ellos creían posible era matarla, para de esta manera lograr quedarse con todo el poder.
Rohana Wijeweera
Mientras tanto, el mundo occidental recibía vagas noticias de los hechos que ocurrían en Ceylán. Era difícil comprender porque a un gobierno de izquierda, en el que los comunistas participaban, estaba sufriendo una sublevación por parte de otro partido de su misma ideología, que incluso, los había apoyado a llegar al poder hace apenas un año.
Sirimavo, estaba sumida en una completa desesperación. Si bien, la capital estaba todavía a salvo de los atacantes, el gobierno no controlaba gran parte del territorio nacional. Cualquier cosa podría pasar. La situación enfrentada por ella era gravísima. Por una parte, el ejército estaba en patéticas condiciones, no pudiendo combatir a los insurgentes. La institución que mantenía el orden en el país era la policía, pero la mayoría de sus cuarteles estaban tomados por los jóvenes sublevados. Además, Sirimavo había recientemente disuelto el servicio de inteligencia por paranoia. Creía que estaba controlado por la oposición política. Por tanto, nadie le pudo avisar de los hechos que venían.
Por ello, siguiendo su política de neutralidad decide pedir ayuda a todos los países que quisieran auxiliarla, independiente de su ideología política o religión. India respondió a su llamado, mandando tropas, aviones y barcos. Pakistán accedió mandando helicópteros y municiones. Ambos países eran enemigos desde el primer minuto en que se independizaron de los ingleses, pero a pesar de ello, la ayudan. China y la Unión Soviética, también acogieron el llamado de Sirimavo. Ambos países también eran rivales en aquel año. Por otra parte, Inglaterra y Estados Unidos, igualmente aceptaron a ayudar a la mujer. Incluso, Egipto y Yugoslavia, respondieron los desesperados telegramas enviados por la gobernante. A todos quienes les pidió ayuda, fueron a su rescate.
En los siguientes meses, el ejército logra reorganizarse e inicia una ofensiva. Se desata una orgía de sangre, tortura, mutilaciones, violaciones, detenciones por parte del estado, quien desesperadamente se lanza a la carga en contra de los sublevados para recuperar el control de la isla. Finalmente, gracias a la ayuda recibida, el gobierno de Bandaranaike logra exitosamente neutralizar los principales focos insurgentes. Las cifras de muertos son discutidas según las distintas fuentes. Entre 2000 y 5000 víctimas son algunos de los números que se barajan.
Finalmente, Sirimavo vuelve a retomar el control de Ceylán. Llega la hora de buscar culpables. Evidentemente Rohana y su JVP habían dirigido la sublevación. Pero, también hay fuertes sospechas que otros países intervinieron en los hechos. Su gobierno concluye que Corea del Norte tuvo un importante rol en adoctrinar y armar a los jóvenes revolucionarios. Se expulsa al embajador del país, y junto con él, a todo el cuerpo diplomático. A su vez, los Norcoreanos son muy cercanos a los Soviéticos. Quizás también ellos tuvieron algo que ver, pero Sirimavo sabe que no es una buena idea pelearse con ellos…
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Señora Bandaranaike, ¿qué experimentó la noche en que supo que las tres cuartas partes del país estaban en manos de los rebelados? ¿Miedo, rabia, dolor?
Las tres cosas, pero sobre todo dolor de madre. Tengo tres hijos y cada uno de los rebeldes hubiera podido ser hijo mío. ¿Quién no sufre al verse obligado a disparar contra los propios hijos? Lloré. Si ¿Por qué no admitirlo? Nunca me he avergonzado de mis lágrimas porque nunca han sido gratuitas y, si los políticos supiesen llorar, el oficio de llorar sería más humano. Y también tuve miedo, sí. El primer día estábamos todos aterrorizados…
Entrevista de Oriana Fallaci a Sirimavo Bandaranaike, agosto 1972.
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