Sirimavo: La caída, los tigres, Chandrika y Anura - Parte 4 (1977-1983)
- fnmendoz
- 11 jun 2017
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Los años posteriores a la insurrección estudiantil que casi termina con el gobierno de Sirimavo Bandanaraike fueron complejísimos. La economía simplemente no funcionaba. La producción se estanca. Hay escasez. La vida diaria de millares de ciudadanos se complica y esto no deja bien parada a la mujer frente a su electorado. Escándalos de corrupción también ayudan a debilitar la imagen de la gobernante. La paciencia de la gente se está acabando. Varios medios de prensa empiezan a intensificar sus críticas en contra de la primera ministra. Las cosas no están funcionando. Y muchos quieren explicaciones. Ella empieza a perder la paciencia con aquellos que se oponen a sus decisiones. Con aquellos que las critican. Con aquellos que creen que no está cumpliendo las promesas que la trajeron al cargo de aquella recóndita isla. Intempestivamente, decide cerrar unos de los principales diarios de oposición, que además, resulta ser uno de los más importantes del país.
Llega el año 1975. Es tiempo de nuevas elecciones. El panorama existente es muy poco prometedor. Las probabilidades de perder el poder eran considerables, y Sirimavo no quiere arriesgarse. Una clausula existente en la constitución, daba la posibilidad de aplazar las elecciones en dos años. Ella pensaba que con poco más de tiempo sería capaz de mejorar la difícil situación que atravesaba Sri Lanka (El año 1972 se realiza un cambio en la constitución, convirtiendo a la isla en una república. Ceylán pasa a llamarse Sri Lanka, que significa, isla resplandeciente). Finalmente, el tiempo extra solo ayudó al electorado a decepcionarse más del gobierno.

En el 1976, Sri Lanka organiza la 5ta cumbre de los países no alineados. Sirimavo se dirige a los invitados extranjeros. Fue uno de los pocos momentos de gloria en un contexto interno muy problemático.
Es el 1977 y las elecciones deben hacerse si o sí. No hay forma de salvarse. No hay escapatoria alguna. El pueblo se vuelca a las urnas electorales a manifestar su opinión y los resultados son catastróficos para el partido de la libertad de Sri Lanka, que apenas obtiene 8 escaños de 151. La oposición, en cambio, alcanza los 141. La derrota es rotunda, el resultado es deplorable. La situación no hace más que empeorar en los últimos dos años extras del gobierno de Bandanaraike, haciendo que la mujer pierda el poder por segunda vez.
Este aplazamiento de las elecciones fue considerado por los opositores a Sirimavo como un abuso de poder. La sólida posición del nuevo gobierno, tras el exitoso desempeño en las elecciones del 1977, facilita una rápida condena en contra de la mujer. Se decide expulsarla del parlamento y también prohibirle ejercer cargos públicos por un periodo de siete años. Bandaranaike se queda sola. Se convierte una leprosa dentro del sistema político que ella misma había liderado por 12 años en dos mandatos distintos. Nadie quiere estar cerca de ella. Pero en la política hay que saber esperar. Quizás en unos años más podrían quererla de vuelta. Entonces necesita a alguien que la represente. Alguien tiene que estar dando la cara mientras ella se prepara para volver a la carga.
Mientras la influencia política de Sirimavo se evaporaba a fines de la década de los 70, Anura y Chandrika, hijos de la gobernante, lanzaron sus propias carreras. En el caso del primero, fue electo miembro del parlamento el año 1977 representando el mismo partido de su madre. En el 1983 asume como líder de la oposición, por tanto, se convierte en la cara visible del partido de su progenitora, mientras esta tenía que morderse las uñas desde su casa al verse prohibida a gobernar por sus enemigos políticos.
En el caso de Chandrika, ella también se hizo miembro del partido de la libertad de Sri Lanka, en el 1974. Cuatro años más tarde, se casa con Vijaya Kumaratunga, un popular actor de cine de la isla. El también está interesado en la política. Tras su matrimonio, Vijaya se inscribe en el partido de su suegra (anteriormente había sido miembro del partido comunista) e intenta sin éxito, ser electo al parlamento. La enorme popularidad que tiene Vijaya en las masas, por el éxito de su carrera, lo hacen atreverse a formar un nuevo partido para probar suerte en la vertiginosa política Srilanquesa. Chandrika también se une a su cruzada. Ahora, el matrimonio se convierte en oposición al partido de Sirimavo, y se lanzan a la lucha por el poder.
La década de los 80, junto con ser una oscura época para Sirimavo, también lo fue para Sri Lanka. Desde hace muchos años, los tamiles han sido marginados de diversas formas en la sociedad de la isla, generando un enorme resentimiento en contra de los cingaleses y sus políticos. Como respuesta a lo anterior, la idea de generar un estado independiente dentro de la isla, únicamente para los tamiles, había tomado fuerza en los últimos años. Si el gobierno nacional era incapaz de asegurarles trabajo, educación y otros derechos fundamentales, no tenía sentido seguir siendo parte de Sri Lanka. Un grupo que apoya rotundamente esta idea, son los llamados ¨Tigres Tamiles¨. Creados en el año 1976, el primer gran ataque efectuado por aquella organización, se hace en el 1983, en donde una emboscada en contra de una patrulla del ejército mata a 13 soldados.

Las partes de color verde, representan las partes que los tamiles consideran como propias para un eventual estado independiente. Finalmente, la paz llega el 2009, y ese proyecto no se concreta
La población cingalesa se indigna por este acto y exige venganza. La semana inmediatamente posterior a la matanza, se desatan a lo largo de la isla una serie de pogromos, que posteriormente fueron conocidos como ¨Julio negro¨, aludiendo al mes en el que se desarrollaron los hechos. La palabra pogromo viene del ruso ¨devastación y destrucción¨, y la definición de esta según la RAE es:
Masacre aceptada o promovida por el poder, de judíos y, de otros grupos étnicos.
La violencia partió en la capital Colombo, pero como un virus, se fue expandiendo a lo largo de las principales ciudades de la isla. Enfurecidas turbas de hombres, muchas veces alcoholizados, se lanzaron a las calles a desatar su ira contra a los tamiles. Usando las listas de los registros electorales, grupos de cingaleses se paseaban a lo largo de las principales ciudades identificando a tamiles, sus casas y sus comercios. Sus casas fueron saqueadas e incendiadas. Muchos de sus propietarios fueron decapitados, o quemados vivos, o asesinados a machetazos, o agredidos. Sus comercios fueron destruidos. Sus productos fueron robados. Se desató una literal cacería en contra de la minoría. Los tamiles buscaban desesperadamente cingaleses amigos que los pudieran socorrer. Si no, se escondían en sus propias casas. No siempre tenían éxito. En las cárceles, se identificaron a los prisioneros tamiles y se lincharon. Mientras tanto, los policías no hacían demasiado esfuerzo en controlar a las turbas. Incluso, en algunos casos, cooperaban con los agresores a identificar a sus enemigos para agredirlos, o eliminarlos.
Después de siete días, las turbas se calman, pero el quiebre entre tamiles y cingaleses fue total, dando inicio a una guerra civil entre ambas partes. Por un lado, estaban los tigres tamiles, que como ya fue dicho, querían crear un país independiente para ellos en el norte de la isla. Por otro, estaba el gobierno, cuya postura era no ceder bajo ninguna circunstancia ningún centímetro cuadrado de territorio a los tamiles.
La guerra terminaría en el 2009.

Cingaleses celebran tras quemar comercios tamiles.
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