De Eslovenia a la Casa Blanca - Parte 7
- fnmendoz
- 13 jul 2017
- 3 Min. de lectura
A mediados de los 90, Paolo Zampolli, dirigía una destacada agencia de modelos establecida en Nueva York. Durante un viaje de negocios a Milán, su ciudad natal, conoce a Melania. Inmediatamente se percata del potencial de la mujer, ofreciéndole trabajo. Ella acepta.
En septiembre de 1998, Paolo organiza una de sus habituales y extravagantes fiestas, conocidas por las famosas personalidades faranduleras que asisten a ellas. El lugar elegido es el “Kit Kat Club” de Nueva York. Le extiende una invitación a Melania, la cual, es aceptada. A pesar del evidente disgusto que le producían tales eventos, ella decide ir, por respeto a Paolo, figura instrumental en su carrera laboral.
Aquella noche de septiembre, Donald Trump, también asiste al evento. Algunos sostienen que fue con una pareja, tras haberse separado de su segunda mujer hacía poco tiempo, mientras otros, aseguran que fue solo. Cruzaron miradas. Trump no pudo resistirse. Conversan. Melania se mueve con cautela. Había escuchado hablar de él y su opinión no era la más favorable. El actual presidente de Estados Unidos le pide su número telefónico. Melania le responde si él le puede dar su número a ella. Trump accede. En una de las pocas entrevistas concedidas por Melania, ella sostiene: “dice mucho acerca de un hombre, cuál de todos sus números telefónicos te entrega. Donald me los dio todos”. Salen juntos. Terminan al poco tiempo. Pero después de unos meses, retoman su relación.


Melania y Donald en el 1999.
Mientras tanto, en lo que queda de Yugoslavia, los vientos de guerra vuelven a correr. Ahora sería el turno de Kosovo, provincia ubicada en Serbia. En aquel lugar, 90% de la población era albanesa - y musulmana-, mientras que el restante 10% eran serbios.
A fines de la década de los 80, Milosevic comienza una campaña de represión en contra de los albaneses. No se les permite tener cargos políticos, trabajar dentro de la burocracia estatal o hacer clases en las universidades. Los medios de comunicación, solo se publican o transmiten en el idioma serbio, en un evidente gesto de discriminación frente a los albaneses, que no hablaban esa lengua. Militares serbios patrullaban las calles de Kosovo permanentemente.
Durante los primeros años de la década de los 90, y tomando en consideración las sangrientas guerras que se desataron en otras áreas de Yugoslavia, los albaneses de Kosovo deciden hacer una campaña de resistencia pasiva en contra de los serbios, para revertir la delicada situación existente. Pero, la situación toma un vuelco en abril de 1996, cuando se realizan una serie ataques simultáneos en contra de agentes de seguridad serbios. Una misteriosa organización denominada como el “Ejército de Liberación de Kosovo” (UÇK) - se atribuye la responsabilidad de los hechos.
El grupo empieza a aumentar su popularidad tras los ataques. La resistencia pacifica y pasiva perdía rápidamente apoyo tras no mostrar resultados concretos. La situación de los albaneses en Kosovo no había variado en absoluto en los últimos años, y la gente lo notaba. La paciencia era poca. En el año 1997, el UÇK logra crear un arsenal de armas gracias a los hechos ocurridos en la vecina Albania. El país cae en un estado de anarquía, después de que el gobierno fuera derrocado por su población. Millones de albaneses habían sido estafados por su propio gobierno, quien había inventado un sistema de pensiones que finalmente resultó ser una estafa. Mas de 1200 millones de dólares de ahorros de miles de familias se habían esfumado. El armamento del ejército albanés fue saqueado por mafias, al que posteriormente el UÇK tuvo acceso.


Protestas en Albania, 1997.
El 5 de marzo de 1998, empieza la guerra. La comunidad internacional observa nerviosamente el desarrollo del conflicto. La memoria de la matanza ocurrida Srebrenica estaba fresca, y nada podía impedir que ocurriera algo similar en Kosovo. Por tanto, se le pide a la OTAN intervenir.
Una campaña de intensos bombardeos entre marzo y junio del 1999, azota tanto a Kosovo como a Serbia. La capacidad militar y la infraestructura afectan gravemente la posición política de Slobodan Milosevic. Finalmente, se ve obligado a ceder. El 11 de junio de 1999 termina la guerra de Kosovo. Los serbios no eran capaces de seguir aguantando. Las Naciones Unidas declaran la separación de Kosovo de Yugoslavia.
14,000 personas, tanto civiles como militares, mueren en el breve pero sangriento conflicto.


Un tanque abandonado en Kosovo. Bombardeos de la OTAN en Belgrado.
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