Geisha Política
- fnmendoz
- 20 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Primordialmente, el rol de una geisha consiste entretener a la persona que requiera de su compañía. Para lograr lo anterior, son entrenadas en variadas disciplinas. Aprenden sobre el arte de la conversación, siendo hábiles de crear envolventes y cautivantes diálogos con sus interlocutores. También, las instruyen en el mundo de la música y el canto, siendo capaces de improvisar conciertos. Poseen destrezas en diversos juegos de mesa. Pueden actuar, si es que alguien así lo requiere. Algunas, incluso, saben de arte. Pueden pintar y dibujar a gusto del consumidor.

Mayoritariamente, sus clientes, son poderosos empresarios y políticos que añoran sus encantos para pasar algunas horas alejados de sus familias y sus exigentes ritmos laborales. Las mujeres también pueden optar por sus servicios. La labor de la geisha, en esencia, no tiene una naturaleza sexual. Es netamente una figura que entrega un fascinante momento de compañía. Aunque, si la relación toma vuelo, eventualmente, la geisha podría convertirse en la amante oficial de su cliente.

En el 1989, Sosuke Uno asume como primer ministro de Japón, con la promesa de limpiar a la política japonesa de la gente deshonesta y corrupta. Unos días después de iniciado su gobierno, una revista japonesa publica una entrevista realizada a una geisha. En ella, acusa al primer ministro de abandonar una cita con ella, sin pagar la tarifa completa, siendo calificado por ella como un hombre vanidoso, pomposo y crudo. Como un samurái que entierra su katana a un despreciado enemigo, la geisha remata:
“El piensa que puede comprar a las mujeres con dinero. No quiero que use la política como me usó a mi”
Los escándalos sexuales no son raros en Japón, y curiosamente, el público es bastante permisivo con ellos. Pero, en este caso, si hubo una condena por parte del electorado. No precisamente por la inmoralidad que conlleva la infidelidad del primer ministro (estaba casado), sino, por su irrespetuoso trato a la geisha. El hecho de negarse a pagar la tarifa debida, tomando en consideración que era uno de los hombres más ricos de todo Japón, hiere mortalmente su reputación. La prensa rápidamente lo bautiza como “ketchi”, es decir, tacaño.
El público finalmente no lo perdona. A los tres meses debe renunciar. Es el cuarto mandato más corto
de la historia de Japón.

Sosuke Uno sonríe a la derecha de la foto. Esta acompañado por: Margaret Thatcher, primer ministra del Reino Unido (1979-1990), Rajiv Gandhi, primer ministro de India (1984-1989) y la italiana Sonia Gandhi, su mujer.
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