Las guerras de verano (3)
- fnmendoz
- 20 ago 2018
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En el solsticio de verano del año 1812, partió otra guerra. Coincidentemente, al igual que en el 1941, un país europeo invadió Rusia. En ambas ocasiones, con consecuencias catastróficas para ambos bandos.
Esa vez, fue Francia quien tomó la iniciativa. Para esas fechas, Napoleón ya se hacía con el control de gran parte de Europa. Las descontroladas ambiciones de aquel hombre nacido en Córcega, apoyadas en sorprendentes y veloces triunfos militares, lo hicieron creer que invadir Rusia sería una simple tarea. El agotamiento de tantos años de guerra ya empezaban a sentirse en el cuerpo de ese ser humano. Un notorio sobrepeso, como también, numerosas enfermedades lo plagaban. Quizás esa sensación de debilidad humana lo llevó a seguir expandiendo sus conquistas,para así, agrandar aún más su inflado ego.
Más de 600,000 soldados entraron en territorio ruso para cumplir la misión encomendada por Napoleón. Para ese entonces, era el ejército más grande utilizado en un conflicto bélico en la historia europea. Todos los recursos posibles serían utilizados en aquella gran campaña en donde el triunfo era seguro y evidente.
Conquistar un territorio tan extenso, como lo es el país más grande del mundo, requiere de un esfuerzo masivo y sobrehumano de organización y coordinación. Los soldados necesitan comer. Los soldados necesitan médicos. Los soldados necesitan armas para matar. Y también, necesitan permanentemente más balas para seguir haciéndolo. Los caballos también necesitan comer, y bastante. Muchos de ellos perdieron su vida en este conflicto .
En las otras conquistas hechas anteriormente por los ejércitos dominados por Napoleón, los franceses habían usado los recursos entregados por las distintas tierras que habían invadido. Como resultado, nunca tuvieron problemas de alimentar a los soldados (uno de los aspectos más fundamentales a lo largo de un conflicto armado). Pero, Rusia, a diferencia de estos otros lugares, no ofrecía las riquezas existentes en Europa central y occidental. El gigantesco territorio, no poseía los suficientes recursos como para alimentar a semejante cantidad de soldados en movimiento. Además, los rusos habían implementado una medida llamada “tierra quemada”. La anterior, consistía en que los campesinos o habitantes de pequeños aldeas que estuvieran en la ruta de las tropas invasora debían incendiar absolutamente todas sus posesiones. De esta manera, casas, animales, alimentos, o cualquier otra cosa que el enemigo pudiese usar para su beneficio propio, era destruida.
Otro aspecto que causaba muchas complejidades en el avance de las tropas, eran los caminos. A diferencia del continente Europeo, Rusia no tenía una red de caminos en donde las tropas podían avanzar con tanta soltura como lo habían hecho en otros países ya conquistados. Un país de una abismante pobreza y un considerable atraso de infraestructura, no ofrecía las condiciones favorables que otros lugares ofrecieron a Napoleón para poder lograr en tan poco tiempo conquistas territoriales tan espectaculares.
Aparte de las coincidencias de la fecha, otras situaciones existentes en la campaña de Napoleón en Rusia también surgen en esta nueva gran guerra motivada por los caprichos de Adolf Hitler. Si bien, el hombre era consciente de ellas, su convencimiento de su invencibilidad e infalibilidad no lo hace dudar de que sería exitoso en su misión.
Pero, nuevamente, la dantesca superficie del territorio, hace que las primeras semanas de la campaña tengan bastantes más dificultades de las esperadas inicialmente. Las tropas podían avanzar cientos de kilómetros sin encontrarse con ninguna persona, pueblo o animales. Con ninguna señal de vida. Solo tierra y más tierra.
Días y días de marcha en un páramo eterno sin poder llegar a los objetivos planteados inicialmente en la campaña Barbarroja, frustraban a algunos que pensaban que la invasión acabaría en apenas unas semanas.
No tan distinto a lo ocurrido en la invasión del 1812, la falta de caminos de calidad, a diferencia del continente europeo, hacía muy agotador en lo físico y psíquico el avance de las tropas (quienes podían llegar a avanzar 50 kilómetros diarios, en el verano del 1941). Hacer extendidos viajes en caminos de ripio, que por lo demás, estaban en un estado deplorable, agotaba a muchos e impacientaba a otros. Para empeorar las cosas, el masivo volumen numérico del ejército, que superaba los tres millones de soldados, levantaba una gigantesca nube de polvillo, como consecuencia de la sequedad de la tierra en pleno verano. Este polvillo afectaba la visión, respiración y existencia de estos hombres que iban a matar a otros hombres.
El desafío logistico de darle provisiones a un ejercito similar en tamaño a la población de Uruguay, que además, se adentraba bastante rápido en territorio soviético, era considerable. Lo anterior, si es que se toma en consideración que la invasión ocurría en una frontera de mas de 2000 kilómetros largo.
Al igual que los zares en su momento, Stalin dio la orden de aplicar la política de tierra quemada. Por tanto, se quemó todo, todo . Y, a su vez, ordenó transportar las fabricas hacia el este rápidamente en tren, evitando que los nazis usaran cosas de ahí para beneficio propio.

Mientras mas se avanzaba, cada vez crecían esos problemas, que cada vez complicarían más la supuesta simple tarea propuesta por Hitler. Además, el fin del verano traía el otoño.
Y las lluvias torrenciales dieron mas dificultades al ejercito invasor.
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